viernes, 5 de abril de 2013

A PROPÓSITO DEL SERVICIO MILITAR

Una de las ilusiones más grandes que tenía de niño, era ser militar, tener un distintivo que llevaría orgulloso, que llegaría a casa altivo, respetado y feliz de servir a mi patria, tenía aquella tenue imaginación de algún día poder volar alguna nave de guerra, de poder pilotar un cazabombarderos, tenía la ilusión hasta de usar aquella botas que usan los militares "borceguíes", imaginaba que aquellas botas iban a ser un gran recuerdo que se lo entregaría a papá terminando el servicio.

Todo quedó en ilusiones y frustraciones, cumplidos mis 17 decidí inscribirme para el servicio militar en la fuerza aérea local, había iniciado mis estudios superiores en un Instituto de mi localidad, aún así decidí "Servir a mi Patria", al menos esa era mi intención. Llegado el momento de internarme en la base, nos solicitaron los útiles de aseo personal, debíamos llevar aquel día señalado para quedarnos, aquel día fuimos cientos de adolescentes emocionados, la mayoría estábamos ansiosos por tener el uniforme y el arma en nuestra manos, pero antes debíamos pasar por una revisión, selección y charla.
 Decía el que dirigía los batallones: "formen dos grupos, a mi izquierda los que desean servir al país, aquello hombres que tienen todo bien puestos y que llevarán la bandera orgullosos, a mi derecha aquellas niñas que solo vienen por su libretita y que se van a casita con su mamita..."

 Formé detrás de los que deseaban quedarse, antes del registro final fuimos separados el instructor se quedó con el grupo que deseaba irse a casa, a quienes debían darle su "chiquita" que constaba de ejercicios, gritos y otras pruebas, al otro lado estábamos los que debíamos quedarnos, otro instructor nos dirigía, en el camino hacia los hangares de la base nos formó y dictaminó: "Ustedes van a quedarse a servir a su patria, esta va a ser su casa de ahora en adelante, deben mantener limpia el área... " Estábamos parados en la pista de aterrizaje cuando oíamos "la bienvenida", el instructor continuó: "primero van a dejar limpio toda el área antes de instalarse,", nos dividió en grupos, unos íbamos a los hangares, otros alrededor de la pista, otros a las habitaciones y diferentes lugares, todos íbamos en compañía de otro pequeño grupo de militares en actividad, la mayoría portaba una botas de jebe sin medias, un short y polo-bivirí, en tanto que botamos desechos de maíz, maleza y mucha suciedad, salían entre los montículos olores nauseabundos, insectos y vapores extraños, mientras íbamos limpiando decidí preguntar a uno de los hombres que nos cuidaban.

 ¿Qué tal es la estadía, cuentame, que tiempo estás aquí, es "chévere" o no?, el militar me miró, sonrió un poco y me respondió. ¿Que hacia antes de meterte aquí? - Estudiaba Computación e Informática en un Instituto Público, le contesté. - Yo preferiría mil veces estudiar que estar aquí, nos como uno se imagina de fuera, me arrepiento pero tengo que cumplir, una fuga complicaría mi situación agregó. - Pero por que a que se debe tu malestar que me desaminas así le dije. - Así es aquí adentro, vi que sus ojos se entristecieron, mi miró como si fuera su amigo o algún familiar, me tomo de los hombres mirándome fijamente y replicó. - ¿Te has registrado ya como ingresante? - Le dije que aún no, - Mejor ahora que vuelvas los van a juntar a todos para verificar sus datos, mejor vete, estudia, sé alguien en la vida, ve con tu familia hazte útil para la sociedad. Me quedé pasmado por un instante, parecía la voz de una padre o una persona mayor dándome algún sermón ó consejo. Aún no entendía por que me decía eso y volví a preguntar y por que amigo, por que me dices eso, ¿Acaso acá pasa algo malo?. - Malo no, muy malo eso es lo que es estar aquí. Sabes nunca imaginé soportar todo esto así, decía, en el poco tiempo que pudimos conversar mientras limpiábamos los hangares continuó advirtiéndome. - Primero no hay buen trato ni ropa adecuada, nos maltratan feo, nos hace correr con botas de jebe y los pies se hacen heridas, mira mis llagas, a veces los instructores llegan tomados, nos levantan en la madrugada y nos hacen correr por la pista descalzo, nos mandan al monte solo con un chafle y sobrevivir, nos mete golpe, nos hacen lustrar sus botas, y mucha cosas más que con el tiempo te acostumbras hasta a las peores cosas me dijo. Incrédulo yo y hasta temeroso le dije: no te creo, pero ¿descalzo a correr ahí en esa pista toda gruesa?

 - No me crees, miró hacia sus lados para notar que no lo observaban, se sacó las botas y me enseño los pies, los tenía lleno de costras, llagas enormes y algunos moretones en el cuerpo. - Y como soportas todo eso respondí. - Como te decía amigo, hasta a eso te acostumbras recalcó. Quedé perplejo, dubitativo, desmoralizado y casi tembloroso. - Así es amigo, vete, solo tienes una oportunidad ahora que vuelvas a la formación, sé feliz, estudia, trabaja, estas a tiempo, fueron sus últimas palabras. No supe su nombre, ni de donde era, recibió un llamado superior y se fue, atónito aún con la maleza y la suciedad entre las manos, estaba entre  mis casi visiones las llagas de los pies que parecían putrefactas, fueron minutos interminables y decisivos. Tuve que tomar aquella decisión de regresar a casa, quedé casi traumado por aquella experiencia.

EL VALOR DE QUERER SERVIR A TU PAIS, NO SIGINIFICA QUE DEBAS SACRIFICAR TU INTEGRIDAD, NI TUS SUEÑOS, NI EL MISMO ORGULLO DE SENTIRSE PERUANO. AUNQUE SERVIR AL PAIS ES UN HONOR, PRIMERO PROTEJAMOS LA INTEGRIDAD Y VALENTIA DE NUESTROS HERMANOS SOLDADOS, ESTOY SEGURO QUE ELLOS DAN HASTA LA VIDA POR PROTEGERNOS, PERO PRIMERO PROTEJAMOSLO A ELLOS...
Richard Malpartida Yauri Abril\2013

Juntos

Como cambiamos los caminos trazados, los planes establecidos y la costumbre casi siempre tornada turbia con el paso de los días, como querer alcanzar el sol y entregárselo entre sus manitos para que pueda iluminarlo por siempre, como no sentir verdadera felicidad si te vez a través de sus ojitos, como no darle un beso en la frente por no apachurrarlo y apapacharlo si te reconoce al instante y sonríe casi desesperado, como no cambiar los rasgos personales y las costumbres oxidadas por el paso del tiempo en nuestro diario vivir, como no gritar al infinito con tanta fuerza buscando los oídos de Dios para decirle gracias, gracias por la bendición más pura y sagrada que haya podido brindarnos a nosotros los mortales, como no abrazarla y contentarla a la madre linda que la trajo al mundo, como no alejarse de las tentaciones, de los malos hábitos y de la distancia por estar cerca de él cada minuto.
Como no suspirar de alegría cuando a través de un teléfono móvil oyes que serás papá, como no correr a lado de mamá para engreírla y mimarla con las secuelas que trae el embarazo, como no abandonar algunas gollorías de trabajos lejanos y renunciar a ellas por vivir los instantes en que se formaba y ultimaba detalles para su arribo en menos de nueve meses.
Como no impresionarme con la fortaleza, la ternura y la inmensa alegría de Tania con cada movimiento, con cada patadita e ir al control mensual queriendo conocerlo ya... Como no querer brincar y gritar de felicidad cuando nació y verlo indefenso y acurrucado junto a mamá quien hizo un enorme trabajo, una labor que siempre admiraré de toda las mujeres del planeta y que me hizo amarla más. Como no cambiar las pocas noches de sueños y descanso por cargarlo y verlo dormir sonriendo entre sus sueños, como no desvelarse con cuantos cólicos y malestares nocturnos nos llenaba de llantos, como no sentirse orgulloso y feliz de tener un hijo precioso.
Como no amanecerse en la punta del cerro o bajo los escombros mundanos del diario trajinar que llamamos trabajo por llevar ropa y comida a casa con la frente y sudor limpios y disfrutar del calor de hogar, como no renovar votos de amor, por sacar adelante a tu familia, como no va a valer el sacrificio de trabajar de sol a sol, y vernos los tres en casa y descansar juntos, y vivir juntos, y luchar y ser felices juntos.
Como no decirte gracias Esposa mía por los años compartidos, por las alegrías y hasta por los malos ratos vividos, por que de ellos aprendemos muchísimo y nos hace ser mejores amigos, confidentes y esposos, como no darte un beso cada mañana y extrañarte durante el día como si fuéramos a pasar muchos años separados, como no imaginar tu sonrisa junto a Bennett y verlos felices cual niños inocentes si imaginar el mañana, como no imaginar nuestro final sentados en el ocaso de un atardecer junto al lago, viendo morir el sol y dejar de respirar tomados de la mano como se esfuma el día, habiendo cumplido la tarea de vivir, compartir y alegrar la vida a todos quienes nos rodean. Te amo Gian Piero Bennett, Te Amo Tania, Dios me los cuide siempre... Hasta el final